Skip to content

Sostenerte cuando el mundo no acepta tu autenticidad

Hay algo que nadie te advierte cuando por fin te aceptas: no todo el mundo va a saber qué hacer con eso, y Too Much lo muestra sin necesidad de explicarlo:
Jessica, la protagonista, no está en una búsqueda de amor propio, ella ya se eligió, se muestra emocional, intensa, directa, contradictoria… y nunca se disculpa por eso.
Entonces no, el conflicto no es falta de amor propio, es el efecto que causa en un entorno que no sabe cómo recibir tanta autenticidad.
 
¿Y si el problema no es que seas “demasiado”, sino que ya no encajas donde te pedían menos?

Jessica no intenta gustar, ni parecer más "tranqui" y eso, lejos de conectar, incomoda. Porque cuando ya no suavizas tus emociones para no molestar, ni reduces tu brillo para no incomodar, empiezas a filtrar los espacios donde realmente puedes estar. Too Much nos recuerda que muchas veces el conflicto no está en nosotras/os, sino en lo que representamos para quienes no están listos para el tipo de vínculo que sí queremos construir.
 
Sostener tu autoaceptación tiene un costo

Aceptar quién eres no siempre trae aplausos, a veces trae distancia, silencios raros y relaciones que no prosperan porque:
  • No todas las personas saben amar a alguien que ya no busca ser salvada/o.
  • No todo vínculo puede sostener a alguien que ya se sostuvo sola/o antes.
  • No todas las relaciones están preparadas para alguien que ya no negocia su forma de ser.
No se trata de “ser demasiado”, se trata de no encajar donde no hay lugar para ti

Jessica no “pierde” a Zev porque fue demasiado intensa, lo pierde porque ser ella misma nunca fue una opción compartida, porque en esa relación no había espacio para la profundidad emocional que ella sí estaba dispuesta a ofrecer. Y eso nos confronta:
¿Cuántas veces suavizaste tu forma de ser para no perder a alguien?
¿Cuántas veces te tragaste algo para no parecer exagerada/o?
El problema no es que sientas mucho. El problema es que tengas que justificarlo. Too Much nos recuerda que el amor propio también se prueba en las despedidas, en los vínculos donde tienes que elegir entre seguir siendo tú o seguir acompañada/o. Y cuando ya pasaste por tanto, cuando te reconstruiste desde las ruinas ya no puedes permitirte disfrazarte para encajar.
Entonces, ya sabes: no todas las relaciones fallan por falta de amor. A veces fallan porque ya no estás dispuesta/o a editarte para que te quieran. Y aunque eso duela, también es parte de crecer.

Seguir siendo tú, aunque incomode, también es autocuidado.

Porque a veces, lo más valiente no es aceptarte, sino sostenerte en espacios donde ya no encajas.

 

WhatsApp