Según la Asociación Americana de Psiquiatría, comerse las uñas de manera repetitiva o compulsiva es un trastorno obsesivo – compulsivo (TOC) que obedece a diferentes razones de índole psicológico. Esta conducta, conocida como onicofagia, puede afectar a personas de todas las edades y suele estar relacionada con el estrés, la ansiedad y la depresión. En AEQUI, queremos informarte sobre las causas y las consecuencias de este hábito y darte algunas recomendaciones para superarlo.
¿Por qué nos comemos las uñas?
Las causas de la onicofagia pueden variar según la etapa de la vida en la que se presente. En la niñez, puede ser una forma de exploración oral que suele desaparecer con el tiempo. En la adolescencia, puede ser una expresión de rebeldía, inseguridad o baja autoestima, provocada por cambios físicos, sociales o familiares. En la adultez, puede ser una respuesta a situaciones que generan estrés, temor o tristeza consecuencia de diferentes problemas a los que nos vemos expuestos.
Comerse las uñas es una manera de liberar la tensión que produce la ansiedad o la depresión. Algunas personas lo hacen de forma inconsciente, mientras que otras lo hacen de forma consciente pero no pueden controlarlo. En ambos casos, se trata de un hábito que puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental.
¿Qué consecuencias tiene comerse las uñas?
Comerse las uñas no solo afecta la apariencia de las manos, sino también la salud de las uñas, los dedos, la boca y el estómago. Algunas de las consecuencias más comunes son:
- Infecciones: Al morderse las uñas se pueden introducir bacterias, virus o hongos en las heridas que se producen en los dedos o en las encías. Esto puede causar inflamación, dolor, pus o sangrado. Además, al ingerir los pedazos de uñas se pueden provocar infecciones en el tubo digestivo o en la garganta.
- Malformaciones: Al dañar el lecho ungueal (la parte debajo de la uña) se puede alterar el crecimiento normal de las uñas y provocar que se vuelvan débiles, quebradizas o irregulares. También puede afectar la forma o el tamaño de los dedos.
- Problemas dentales: Al morderse las uñas se puede desgastar el esmalte dental y favorecer la aparición de caries. También se puede dañar la alineación de los dientes o causar problemas en la articulación temporomandibular (la que une la mandíbula con el cráneo).
- Problemas psicológicos: Se puede agravar el estado de ansiedad o depresión que lo origina, generando vergüenza, culpa o baja autoestima por no poder controlar este hábito. Esto puede afectar la vida social y emocional de la persona.
¿Cómo dejar de comerse las uñas?
Es necesario identificar y tratar las causas psicológicas que lo provocan. Para ello, te recomendamos acudir a un/una profesional de la salud mental que pueda evaluar el caso y ofrecer un tratamiento adecuado. Algunas opciones terapéuticas son:
- Terapia cognitivo-conductual: Esta terapia busca modificar los pensamientos y las conductas que generan ansiedad o depresión y que llevan a comerse las uñas. Se basa en enseñar técnicas de relajación, reestructuración cognitiva y exposición gradual a los estímulos que desencadenan el hábito.
- Hipnosis: Esta técnica consiste en inducir un estado de relajación profunda en el que se puede acceder al subconsciente y modificar las creencias o los hábitos que causan el problema. Se utiliza para reforzar la autoestima, la confianza y la motivación para dejar de comerse las uñas.
- Farmacoterapia: En algunos casos, se puede recurrir a medicamentos que ayuden a reducir la ansiedad o la depresión, como los antidepresivos o ansiolíticos. Es importante mencionar que estos medicamentos deben ser prescritos y supervisados por un médico.
Además de estas opciones, existen algunas medidas que se pueden tomar para facilitar el proceso de dejar de comerse las uñas, como:
- Cortar las uñas con frecuencia y limar los bordes para evitar que se enganchen o se rompan.
- Aplicar esmaltes amargos o picantes en las uñas para disuadir el hábito.
- Usar guantes, parches o vendas en los dedos para impedir el acceso a las uñas.
- Mantener las manos ocupadas con actividades como dibujar, escribir, tejer o jugar con objetos como pelotas o gomas.
- Buscar apoyo en familiares, amigos, amigas o grupos de ayuda que puedan ofrecer comprensión, ánimo y consejo.
- Premiarse por los logros alcanzados y celebrar los avances.
En AEQUI, creemos que la salud integral es un derecho de todas las personas. Por eso, nos comprometemos a brindarte información de calidad y a acompañarte en tu proceso de bienestar. Recuerda que cuidar tu salud física y mental, es la mejor forma de prevenir enfermedades y mejorar tu calidad de vida.
Fuentes:
Soyvida.com
Psicode.com
Eluniversal.com